Pioneros: Solar Impulse y el vuelo de 40 mil KM con energía limpia
Esta historia le ha dado la vuelta al mundo – literalmente – desde hace un tiempo. Hoy www.energialimpia.co vuelve a contarla como lección, ejemplo y, sobre todo, como “impulso” para aquellos que se han embarcado en el cuento de la sostenibilidad.
Para entrar en el universo de la energía limpia no es necesario ser ingeniero ni trabajar en el mundo de los combustibles. Lo único que hace falta es tener una mente soñadora, capaz de imaginarse un planeta en el que todos hacen un uso racional de la energía, y los fósiles dejan de ser necesarios para generarla.
Ese es el caso de Bertrand Piccard, un médico suizo experto en hipnoterapia, quien es hoy un abanderado del uso de energías renovables, un camino que tomó después de ser el primero en dar la vuelta al mundo en un globo aerostático. Piccard logró aterrizar justo antes de que se acabaran las 3.7 toneladas de combustible dispuestas para la arriesgada travesía y siempre se preguntó qué hubiera pasado si se hubieran terminado.
El impulso de Bertrand no fue la curiosidad por la energía, sino su heredado espíritu aventurero. En los años sesenta, su padre Jaques, junto a Don Walsh, fue el primero en alcanzar la Fosa de las Marianas, la más profunda trinchera oceánica conocida en la Tierra. Además, treinta años antes, su abuelo Auguste fue quien ascendió por primera vez hasta la estratosfera, hazaña lograda en una cápsula presurizada colgada de un globo.
La dinastía Piccard ya había conquistado las profundidades y las alturas del planeta. Era hora de hacer algo distinto, así que Bertrand se centró en darle la vuelta sin depender de las energías fósiles.
De allí nació su Impulso Solar (‘Solar Impulse’), una iniciativa que ya no buscaba conquistar lo desconocido, sino mejorar la calidad de vida en la Tierra, mediante la demostración de que era posible lograr un vuelo de largo aliento impulsado únicamente por energía solar, un mensaje claro de que los humanos podían alcanzar lo imposible.
Piccard, junto con su compatriota suizo André Borschberg, formó un equipo multicultural que trabajó desde 2010 en un prototipo de avión que no utilizara combustibles fósiles. De día se impulsaría con el sol y de noche con la energía solar recolectada con baterías en las horas de luz, en un ciclo constante de energía limpia renovable.
Después de seis años, los pilotos Bertrand Piccard y André Borschberg lograron lo imposible: recorrer 40 mil kilómetros sin combustible. Detrás de este récord estuvo un equipo de treinta ingenieros, 25 técnicos y 22 controladores de misión, más cien patrocinadores y consultores.
“Queremos demostrar la importancia de las tecnologías limpias para el desarrollo sostenible, y de poner las emociones y los sueños de vuelta al corazón de la aventura científica”, concluyeron los líderes de esta aventura, pioneros en los vuelos con energía solar y sin emisiones contaminantes.