Campesinos de varias regiones del país discutieron sobre la agenda de una transición energética con justicia y quieren consolidar una memoria histórica ambiental.
En Colombia las luchas por la memoria incluyen un actor fundamental: el medio ambiente. Decir que un territorio tiene vocación minera o petrolera es muy diferente a afirmar que la pesca artesanal, por ejemplo, es la base de su subsistencia.
El presidente Iván Duque ha dicho que la sostenibilidad se construye en un diálogo entre la sociedad civil, las entidades del Estado y el sector privado. Pero, según una columna de opinión de Brigitte Baptiste eso requiere “interpretar y afrontar adecuadamente las asimetrías que existen entre estos actores”, algo que hasta el momento no se ha hecho a cabalidad. Por ejemplo, las comunidades en el encuentro se quejaron de no haber sido tenidas en cuenta en la discusión de la regulación de la Ley 1715 de 2014.
Cuando hay dos representaciones del mismo lugar hay agendas de desarrollo ímplicitas que compiten por apropiarse de los recursos naturales de formas muy diferentes. En el encuentro la directora de la oenegé Censat Agua Viva Colombia, Tatiana Roa, dijo que “la producción de energía se piensa desde la lógica urbana, pero pocos miran qué sucede y para qué se usa en el contexto rural”.
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Conscientes de esa realidad, alrededor de 300 líderes sociales y ambientales, campesinos de todo el país y mineros artesanales, entre otros, hablaron de lo que para ellos significa la transición energética. Redactaron una propuesta para llevar al Congreso, al Ministerio de Minas y Energía y a la Procuraduría, donde se aboga por una mayor participación de energías limpias en la matriz energética del país, con énfasis en las poblaciones que viven en zonas aisladas o no interconectadas a la red.
Energía para quién y a qué costo
Esa es la consigna del Movimiento Río Vivos Colombia, organizador del encuentro en Barrancabermeja entre el 8 y el 12 de octubre, donde los asistentes analizaron su rol en la oposición a megaproyectos de infraestructura energética o de explotación de recursos no renovables.
Para los asistentes al encuentro, el ideal en escenarios rurales es que se descentralice la generación, distribución y comercialización de la energía. Según investigadores de la revista Ideas Verdes, apoyada por la Fundación Heinrich Boell, en Dinamarca o Alemania, por ejemplo, el 50% de la energía producida es controlada por cooperativas de barrio o grupos ciudadanos.
Lo anterior no sucedió por sí solo, sino que allá el partido verde alemán impulsa desde los años noventa la visión de la autarquía energética, que significa que cada ser humano debería de gestionar la energía que utiliza en lugar de ser un mero consumidor.
Vía Blog El Río, El Espectador
Foto portada: Sunbridge Solar Colombia