Economía digital, Economía circular, Economía colaborativa, Finanzas para el clima y Comunicación para el cambio climático fueron los ejes temáticos del XI Congreso Internacional de Medio Ambiente. A continuación analizamos el impacto de cada uno en Colombia.

La agenda para encauzar el desarrollo dentro de los límites que establece la ecología se renueva cada año con los avances teóricos y tecnológicos y las transformaciones políticas y sociales, de hecho el Centro de Estudios para el Desarrollo Sostenible (CEID) asegura que el próximo año será clave para enfocar la innovación en cuanto al cambio climático.

El Gobierno Nacional, por su parte, no es ajeno a esta agenda, tanto así que el ministro de Medio Ambiente, Ricardo Lozano, ha señalado en reiteradas ocasiones que una de las bases del Plan Nacional de Desarrollo, que está próximo a discutirse en el Congreso, es la sostenibilidad basada en el conocimiento y la información. 

De ahí que temas como la economía digital, la economía circular, economía colaborativa, las finanzas para el clima y la comunicación para el cambio climático, hayan sido el foco principal de la decimoprimera versión del Congreso Internacional de Medio Ambiente que se llevó a cabo el pasado 23 y 24 de octubre.

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Y es que en pleno siglo XXI los colombianos todavía padecemos de pobreza, en medio de la abundancia de la naturaleza que nos rodea, y enfrentamos una crisis ambiental que no hemos sido capaces de solucionar. Los conflictos ambientales de la actualidad tocan las fibras del ordenamiento territorial y la economía del país, y se están acumulando sin ser resueltos.

La constante innovación en los cinco frentes que desarrollaremos a continuación, y que fueron discutidos en el congreso de CEID, serán clave para el país en materia climática.

Economía circular

 A grandes rasgos la economía circular cambia el enfoque linear de la cadena productiva por uno ciclo donde el uso de los productos se mantiene en el tiempo al reutilizarlos, remanufacturarlos y reintroducirlos a la cadena de valor, la misma del que surgió o una nueva. Se trata de crear un flujo de materiales que pueden restaurarse y regenerarse porque así han sido pensados desde la etapa del diseño.

Uno de los objetivos es reducir y eliminar desechos que ahogan a los países en mares de basura. Así sucede en Colombia, donde el reciclaje de residuos solo cubre el 17.9% del total. por ejemplo, la empresa Bavaria AB InBev, replanteó su visión para convertir la sostenibilidad en su negocio, y se trazó la meta de que el 100% de sus envases y empaques PET sean retornables o reciclados para 2025.

economia circular

Sobre este tema, el ministro de Ambiente, Ricardo Lozano, dijo que el gobierno actual recogerá temas del pasado que van por buen camino, como la misión de crecimiento verde, y le apuntará a reciclar hasta el 30% de los residuos. Además, anunció que la economía circular será un componente del Plan Nacional de Desarrollo y se enfocará en ciclos de biomasa, energía, agua, materiales y envases, y materiales de construcción. En tres semanas, según anunció, se daría a conocer la primera Estrategia Nacional de Economía Circular en Latinoamérica.

Economía Colaborativa

La idea de construir redes de interacción digital para la producción y el consumo de bienes o servicios lleva años implementándose en varios países con éxito. Las modalidades de transporte urbano carpool o ‘viajes compartidos’ son muestra de ello. Plataformas como Uber, Airbnb, Domicilios.com y Rappi están cambiando el modo en que la sociedad consume rápidamente, aunque faltan datos para probar la reducción en el impacto ambiental que esto conlleva.

El objetivo, en términos de sostenibilidad, es reducir el consumo de productos nuevos al tener acceso a un mercado abierto en el que cualquier ciudadano es un potencial proveedor de un bien o servicio ya existente.

Economía digital

La premisa de la economía digital es que la tecnología, contrario a lo que piensan algunos críticos, es un aliado de la sostenibilidad. El problema que expuso Luis Neves, director de la Global e-Sustainability Initiative, es que la sociedad tiene un hambre exagerada de productos tecnológicos, que se ve reflejada en la tendencia a tener más de un celular o querer cambiarlo cada seis meses.

Pero el valor de lo digital en la reducción de emisiones es sorprendente. Por ejemplo, la tecnología móvil ha sido adoptada 23 veces más rápido que la infraestructura de las redes eléctricas en países del África subsahariana. Esto quiere decir que la difusión de tecnología capaz de reducir barreras y cortar el uso de hábitos que generan emisiones, como conducir al trabajo todos los días, tiene un gran potencial de contribuir a la mitigación del cambio climático.

El potencial de la tecnología es tal que puede reducir el 20% de las emisiones globales de dióxido de carbono. “Está comprobado que la tecnología puede disociar el crecimiento económico de la cantidad de emisiones”, aseguró Neves, quien además mostró cifras de cómo, en efecto, está aportando a la reducción de Gases de Efecto Invernader (GEI) en casi todos los estamentos del desarrollo. El siguiente video señala algunos de ellos.

Finanzas para el clima

Colombia se enfrenta al problema de que las finanzas para la mitigación y adaptación al cambio climático no fluyen en las cantidades necesarias a los países en desarrollo. De acuerdo con el Análisis sobre el gasto público y privado e institucionalidad para el cambio climático – Caso Colombia’, la inversión que se requiere para cumplir la meta de mitigación del país (reducir las emisiones de gases efecto invernadero en 20% con respecto a las proyecciones hechas al 2030) alcanzan los 3,1 billones de pesos anuales. Sin embargo, se estima que la inversión tendrá que aumentar a partir del 2020 hasta alcanzar una cifra entre los 10 y los 15 billones de pesos anuales si se quiere cumplir esa meta.

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Con el vacío fiscal del nuevo Presupuesto General de la Nación en materia ambiental y de desarrollo bajo en carbono se está lejos de llegar a la asignación de recursos que se requiere. Según el análisis, el sector privado deberá aportar cerca del 62% de esos recursos, mientras que el sector público el 38% restante. Será deber las ramas legislativa y ejecutiva  crear las situaciones de inversión que hagan realidad esas inversiones, priorizando el gasto territorial y sectorial donde estén los ecosistemas más vulnerables o donde se de el mayor índice de costo-efectividad en términos de reducir los gases efecto invernadero.

Comunicación para el cambio climático

“Hace cuarenta años se repite lo mismo” –advirtió Manuel Rodriguez, el primer ministro de Ambiente de Colombia, durante la apertura del Congreso–: “Tenemos que actuar ya”. Esa fue la consigna del movimiento que se gestó tras la publicación del Informe Brundtland en 1987, donde se propuso el concepto Desarrollo Sostenible como solución a la inminente crisis ambiental que se veía venir por el agotamiento acelerado de los recursos y el crecimiento necesario de la economía.

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Por su parte, para Cillian Lohan, director de la Green Economy Foundation (una ong que trabaja dentro de la Unión Europea en el posicionamiento de una agenda pública ambiental) el problema del movimiento ambiental es que hace 20 o 30 años fue incapaz de conectarse con la gente. “Cogió vuelo la idea de que había que salvar el planeta y eso los hizo parecer extremistas, pero no se trata de eso, sino de vivir dentro de sus límites”.

Esas dos ideas sirven para aterrizar el desafío más urgente de los colombianos para lograr una acción climática positiva: lograr que sepan de qué se trata el cambio climático, cómo los afecta y cómo pueden ayudar a mitigarlo y adaptarse a él. Y es que el vacío de conocimiento en el país es impactante ya que según el ministro Ricardo Lozano: “más del 90% de los colombianos ignoran qué es el cambio climático”.

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