Energía Limpia hace la cuarta entrega de su Especial de Propuestas Energéticas en la carrera presidencial para ayudar a difundir la información, con el convencimiento de que el mejor voto es el voto informado.

Gustavo Petro

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De todos los candidatos, es el que con más ahínco promueve la entrada de las renovables en el país. En buena medida, su concepto de una Colombia digna es inseparable de la idea de reemplazar el carbón y el petróleo con energías limpias.

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La transición es una realidad. La pregunta es: ¿cuál será el ritmo? Petro propone una terapia de choque: en su mandato, Ecopetrol gestionaría la extracción petrolera en la transición pero se convertiría “en una empresa dedicada a la investigación, la promoción y la implementación de energías renovables”. Según sus planes también en la mayor generadora de energía solar en América Latina.

En el debate presidencial de Fedesarrollo, el candidato Vargas Lleras le dijo a Petro que “el primer año que se produjo la caída del petróleo dejaron de entrar 20 mil millones de dólares”. Para Vargas, el cambio no puede ser abrupto, ya que además las regiones dependen mucho de las regalías que dejan las actividades extractivas.

Petro distingue entre la extracción minera y de hidrocarburos. En el caso de la primera, dice, hay que replantear las reglas de juego, “mientras que la segunda implica entrar en una fase de transición hacia la reconversión”. La salida de los combustibles fósiles dejaría un hueco en las finanzas que Petro rellenaría con impuestos.

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En el mandato de Petro, la energía renovable empezaría a producirse a mayor escala en las empresas del sector eléctrico, con tecnologías para la hídrica de pequeña escala que no utilicen represas o embalses, aprovechando la cantidad de ríos que hay en la geografía y las temporadas invernales.

Pero la industria no es solo importante para generar la electricidad, sino que es uno de los principales agentes del consumo. Por eso Petro plantea que las industrias, además del comercio y los hogares, usen energías que no contaminen, que sean más baratas y que hasta puedan generarles ingresos a los usuarios.

“Esta transición será pública y privada –dice su programa– y nos llevará del petróleo, el gas y el carbón a las energías solar, eólica, geotérmica y de las mareas, entre otras”.

La solar es una de las fuentes a las que más le apuesta Petro. La impulsaría con el desarrollo de un programa de paneles solares, “con el cual las comunidades mejorarán sus condiciones de vida y podrán eventualmente beneficiarse económicamente”. ¿Lo haría a través de subsidios? ¿Cuánto costaría este programa? Son preguntas que están por responder.

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El transporte es otro sector que jalonaría el cambió. Para Petro, una transición energética implicaría pasar a sistemas de transporte públicos no basados en energías fósiles. Una gran revolución económica, nada menos que eso es lo que propone el candidato de Colombia Humana, sobrado de argumentos.

En su contra tiene a los técnicos y empresarios que viven de la industria extractiva, y para quienes el petróleo, el carbón y el gas seguirán siendo bases fundamentales de la economía y el bienestar social.  No están solos. Según el centro de estudios energéticos de la universidad de Rice en Estados Unidos, en 2040 el petróleo aportará el 28% de la energía mundial, el gas 27% y el carbón 24%. Curiosamente, los sindicatos de la industria del petróleo y el carbón –USO y Sintracarbón– apoyan a Petro.

No cabe duda de que el planeta está caminando hacia una mayor participación de las fuentes renovables en la matriz energética. Costa Rica y otros países han demostrado que se puede vivir sin utilizar las fuentes fósiles para energía. Además, la inversión mundial en energía limpia sigue demostrando una tendencia al alza. Sin embargo, el camino es largo y para muchos sectores la transición exprés de Petro terminaría siendo costosa e ineficiente, y difícilmente se podría alcanzar en cuatro años de gobierno.

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