En los últimos meses la palabra “Fracking” ha causado polémica entre expertos, ambientalistas, campesinos y ciudadanos del común que tienen dudas y expectativas frente a la hoja de ruta del gobierno Duque en materia ambiental. En lo energético, no sería una buena señal estimular las energías renovables públicamente y el fracking como quien no quiere la cosa.

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¿Qué es el fracking?

Video: Javier Nieto Álvarez / El Tiempo

En el Congreso ya se radicó un proyecto de ley para prohibir la exploración y explotación de los yacimientos no convencionales en el país, aquellos donde se haría el fracking. El proyecto recibió el apoyo de expertos como Felipe Gutiérrez, del Observatorio Petrolero Sur de Argentina, quien argumenta: “Colombia no puede seguir profundizando un modelo extractivista de dependencia del petróleo, y por lo tanto debe avanzar en la transición a energías limpias”.

Igualmente, Daniel Taillant, del Centro de Derechos Humanos y Ambiente de Estados Unidos resaltó que “en ningún lugar del mundo existe el fracking responsable” ya que, “donde se han tenido experiencias se han generado impactos en el recurso hídrico, aumento en la sismicidad, contaminación de la atmósfera, conflictos sociales y problemas de salud pública, muchos de ellos irreparables”.

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Imagen: https://www.goveonline.com.au/fracking/

Por la misma vía, el excontralor Edgardo Maya se mostró inconforme con esta práctica y dijo que “el país no está suficientemente preparado para mitigar los riesgos”, pese a que hay sectores que argumentan 15 años de preparación y que encuentran apoyo en la nueva Ministra de Minas y Energía, María Fernanda Suárez, quien asegura que el fracking aumentaría en 19 años las reservas de gas natural y en ocho las de petróleo.

Los argumentos a favor

Defensores de esta técnica argumentan que aumentará la inversión extranjera directa y las exportaciones de energía, lo que repercute en un anhelado crecimiento económico. Pronostican que los niveles de reservas energéticas podrían triplicarse, y, además, que una mayor producción de petróleo significaría para el país el aumento en el presupuesto para financiar políticas sociales y de desarrollo en el territorio nacional (aunque esto depende en gran parte del Gobierno). También se afirma que se podría asegurar por varios años más la autosuficiencia energética del país, se generaría empleo en las regiones y se estimularía el sector de bienes y servicios públicos.

Si en algo están de acuerdo los amigos y enemigos del fracking es que mientras el país se ha concentrado en métodos dependientes del petróleo, Chile, Argentina, Brasil y Perú ya realizaron sus primeras subastas para permitir la entrada de inversiones en energías renovables, y en el mundo por lo menos 60 países han pasado por ese proceso. Colombia tendrá la suya en enero de 2019 y contará con el apoyo del gobierno entrante, de quien se espera una postura unificada. Lo que hace falta es ver si ese apoyo comulgará con el fracking o se distanciará de él.

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