Esta polémica medida, nacida en octubre de 2015, gravaba con un impuesto a personas y comunidades que instalasen paneles solares para autoconsumo. El pasado 5 de octubre se derogó dicha disposición.

El 9 de octubre del 2015, nacía en España un impuesto ideado por el entonces ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, que obligaba a los autoconsumidores de energía a pagar para contribuir al sistema eléctrico nacional. En otras palabras, aquellas personas que tuvieran paneles solares en sus hogares tendrían que pagar por producir su propia energía.

En su momento, el ministro se amparó en el argumento de que sería injusto para los usuarios no autoconsumidores de energía, que quienes contaban con paneles solares y plantas en sus hogares no pagaran por el mantenimiento de las redes eléctricas tradicionales.

Desde entonces el gravamen fue ampliamente criticado por que se convertía en un “impuesto al sol” y más allá de que solo afectaba a las instalaciones solares de más de 10 kW de potencia, se convirtió en una medida que desalentó a las personas que tenían pensado instalar placas fotovoltaicas en sus hogares por miedo a que la medida se generalizara en todos los niveles. Al mismo tiempo, el gravamen implicó que el papeleo y las trabas para instalar paneles solares en comunidad desincentivarán a millones de personas.

Sin embargo, el polémico “impuesto al sol” vio su fin el pasado 5 de octubre gracias a la ministra para la Transición Ecológica del Gobierno de España, Teresa Ribera, “por fin este país se libra del gran absurdo del que se han mofado la mayor parte de los observadores internacionales”. La nueva regulación reconoce el derecho a “autoconsumir energía eléctrica sin cargos y al autoconsumo compartido por parte de uno o varios consumidores para aprovechar las economías de escala, también para simplificar los trámites administrativos, especialmente para las instalaciones de pequeña potencia”.

Y es que el llamado impuesto al sol claramente provocó un decrecimiento en la intención de los ciudadanos españoles de hacerse con instalaciones fotovoltaicas, por ejemplo, mientras en Alemania hay cerca de un millón de instalaciones en España ese número solo se acerca a las 1.000. Con la nueva regulación, las instalaciones no superiores a 100 kW de potencia estarán exentas de inscripción en el registro, se introduce el derecho al autoconsumo compartido y se permite a los ciudadanos que, si estos no se tienen sitio en su domicilio para poner los paneles, estas se puedan poner en otro lugar cercano.

Según El Periódico de Cataluña, una familia que quiera autoconsumir energía deberá hacer una inversión inicial de unos 5.200 euros en placas, pero obtendrá un ahorro en la factura de la luz del 60%. Una muestra de que invertir en energía limpia vale la pena.

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