La energía solar es uno de los tipos de energía renovable, energía limpia. Hace referencia al aprovechamiento de la energía proveniente del sol a través de su radiación electromagnética (luz, calor y rayos ultravioleta), de la cual podemos generar calor o electricidad.
Cuando se habla de la energía solar para producir electricidad, se le llama energía fotovoltaica y se obtiene a través de paneles solares. Cuando se habla de energía solar para producir calor, se le llama energía solar térmica o “termosolar” y se obtiene a través de colectores solares o espejos (concentración de los rayos).
La luz del sol se puede convertir en electricidad mediante paneles fotovoltaicos que están conformados de celdas solares (comúnmente de silicio), encargadas de transformar la luz (fotones) en energía eléctrica (electrones).
El calor del sol se puede capturar a través de colectores solares que calientan un fluido (aire, agua, entre otros) y lo utilizan donde se requiera. Por ejemplo, para calentar el agua de la ducha o de una piscina. Otra forma de capturar el calor es concentrándolo a través de espejos, logrando en algunos casos temperaturas muy altas (hasta 1.000 °C), calor que posteriormente se puede usar para generar vapor.
La energía solar es inagotable, de fácil acceso y se puede instalar en cualquier lugar donde haya luz del sol, es decir, ¡en cualquier lugar de la tierra!, siendo así la más usada en lugares aislados, techos de casas, edificios e industrias. Este tipo de energía es la más prometedora de cara a un futuro limpio.
