Mientras los países desarrollados pueden darse el lujo de tener una visión de futuro de largo plazo en Colombia la situación es bastante distinta.
Hace unos días la multinacional energética española Naturgy solicitó el cierre de tres centrales térmicas de carbón antes de julio de 2020. En lugar de seguir produciendo energía con el mineral, esta planea invertir 80 millones de euros en un parque eólico y un centro de gas renovable.
La empresa presentó la solicitud ante el Ministerio de Transición Ecológica de España, una entidad que tiene la misión de cambiar la relación de la sociedad con el medio ambiente. Un indicio de que el Gobierno español se toma en serio el problema del calentamiento global y tiene visión de futuro para los negocios. Futuro de largo plazo.
Por su parte, Iberia planea cerrar sus plantas de carbón (9 de las 15 que hay en España cerrarían en el próximo año y medio) y Españá se alinea a los compromisos de la Unión Europea en el Acuerdo de París: reducir –por lo menos– el 40% de sus emisiones en 2030.
Los países más ricos se pueden dar el lujo de tener una visión de futuro de largo plazo de tomarse con seriedad las recomendaciones del ‘Informe sobre el riesgo global’ del Foro Económico Mundial, que dicen que el mundo entero enfrenta cinco riesgos y cuatro de ellos tienen que ver con el clima y el ambiente. Pueden apoyar la desinversión en negocios de energías fósiles, que viene creciendo y que ya cuenta con más de 800 instituciones y 59.500 inversionistas privados comprometidos a retirar 6 billones de dólares, que se destinarían a las energías renovables.
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Mientras tanto en Colombia la palabra futuro apunta a 30 o 50 años en los cuales se seguirá explotando el subsuelo para extraer combustibles fósiles y en la actualidad está cada vez más cerca la implementación del fracking. Para el exministro de Minas y Energía Luis Ernesto Mejía al ser Colombia un país inmensamente extenso, rico en minerales y subdesarrollado este debe “explorar y producir [hidrocarburos] con ganas y prontitud; aprovechar sus reservas, antes de que la fiesta termine”.
Por lo pronto no habrá aquí un Ministerio de Transición Ecológica o Energética. Mejor, porque sería una farsa. A medida que la oferta de crudo o carbón disminuya, el precio aumentará y el país se convertirá en un oasis donde aún será rentable explotar combustibles fósiles ya que según el Ministerio de Minas y Energía esta rama de la producción ha aportado 153 billones de pesos en ingresos fiscales para la Nación en los últimos ocho años.
Son esas rentas las que el país debe aprovechar para construir economías sostenibles que puedan seguir dando frutos después de 30 o 50 años. Turismo, agricultura, innovación, ciencia… En fin, el país que se está por construir.