¿Cómo resistirá Venezuela las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea?

Imponer sanciones al comercio de crudo con Venezuela era una posibilidad desde hace tiempo. Una opción que los jefes de estado en el continente siempre habían visto con precaución y distancia, no solo porque lastimaría las economías de quienes están involucrados en ese comercio (empezando por Estados Unidos, que importa alrededor de 500.000 barriles diarios de Venezuela) sino porque haría más pobre y hambriento al pueblo venezolano.

Ahora es el caso que toda América, desde Canadá hasta Argentina (con excepción de México), se ha unido en un cerco diplomático que respalda las sanciones impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea el mes pasado, con la esperanza de que la arremetida contra la economía venezolana, ya en estado zarrapastroso, traiga la debacle final del gobierno de Maduro.

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Lo mejor que se puede esperar es que la caída del régimen sea rápida. Mientras dure, inevitablemente habrá más pobreza, más sufrimiento y más acidez en el plato que se rebuscan diariamente los venezolanos. La pregunta que pareciera flotar en el aire no es si habrá o no una transición. La pregunta es si será pacífica, o sangrienta.

Cerrarle el paso al crudo venezolano que va a Estados Unidos y Europa le hace difícil la vida a Maduro, pero no imposible. Es cierto que Estados Unidos y Venezuela, a pesar de sus diferencias, encuentran sinergias alrededor del crudo. Afuera del “imperio yanqui” no existen muchas refinerías que absorban el crudo pesado de Venezuela y lo devuelvan hecho gasolina, y a precios favorables para el comercio.

A pesar de que Venezuela perderá uno de sus socios más importantes, aún puede importar los petróleos refinados de países como Argelia, afirma Richard Nephew, investigador de la Universidad de Columbia. Y si bien es cierto que ahora las sanciones recaen directamente sobre PDVSA, no hay que ignorar que el régimen ha sobrevivido al bloqueo de las cuentas de sus dirigentes y al congelamiento de sus activos en el exterior.

crudo venezolano
Manifestante en marcha protesta contra el gobierno
Foto: Aula DSI

Por estos días Maduro debe estar cerrando negocios con nuevos socios para vender el petróleo que hasta el 28 de abril tiene permitido el ingreso a Estados Unidos. La India es un mercado potencial, pero la logística es más cara y, de todos modos, tendrá que asegurarse de que los pagos no toquen ni el sistema financiero estadounidense ni el europeo.

Quizás exporte entonces a China o a Rusia, países con quienes tiene deudas de $50 mil y $3 mil millones de dólares, según el exministro de Minas y Energía, Mauricio Cárdenas, quien habló en un foro el mes pasado. Y quizás ellos le reciban el petróleo como parte de pago, pues una de las razones por las que apoyan el régimen es porque saben que así será más fácil recuperar su dinero.

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Todo parece indicar que habrá un declive en la producción venezolana, pero el mercado global sobrevivirá, eso piensa el profesor Nephew, “el mercado de petróleo es flexible –dice–, los compradores de petróleo venezolano han lidiado con la caída en la producción durante años. Para ellos no es un problema muy grande sustituirlos. No hay un panorama de escasez”.

Mientras las finanzas de Venezuela se enredan más, el pueblo desespera con velocidad y el dictador activa los llamados «colectivos», mecanismos de violencia para-estatal para callar el tintineo de la campana que anuncia el fin del régimen. Entonces serán los militares –ojalá sean los de Venezuela y no los de Estados Unidos– quienes sentirán que es su deber acabar con la catástrofe.

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