La reunión de los Estados parte en la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático (COP24) terminó la semana pasada en Katowice, Polonia. Después de un comienzo decepcionante se lograron algunos resultados satisfactorios.

Los 197 países miembros de la Convención se reunieron por dos semanas luego de que las emisiones de dióxido de carbono crecieran 3.6% en 2018.  Comenzando la conferencia, el ambiente quedó ennegrecido con la tóxica negativa de Estados Unidos, Arabia Saudita, Kuwait y Rusia de darle la bienvenida al más reciente Informe del Panel Internacional sobre Cambio Climático (IPCC) el cual advierte que el calentamiento global de 1.5 grados centígrados causará efectos irreversibles en muchos ecosistemas.

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Mientras el IPCC exhibía los resultados de su informe (comisionado por los países miembros de la Convención) en un pabellón propio, cosa que nunca había sucedido en una COP, el bloque de superpotencias petroleras se limitó a ‘tomar nota’ de la existencia del mismo. Así bloqueó una discusión sobre las acciones necesarias para prevenir ese nivel de calentamiento, al cual el planeta llegaría en tan solo doce años. Por otro lado, los 48 Estados miembros del foro de países vulnerables al clima acogieron el informe y resaltaron la necesidad de tomar acciones basadas en sus pronósticos y mediciones.

La buena nota de la COP24 se dio gracias a que se cumplió uno de los objetivos de la reunión, que consistía en aprobar reglas para la implementación del Acuerdo de París firmado por todas las partes en 2015. Este compendio de normas, bautizado como el ‘Paquete de Katowice’ incluye las guías para que los Estados parte comuniquen sus compromisos de adaptación, incluyendo el apoyo recibido o dado, el cumplimiento de sus contribuciones, los impactos y el inventario de acciones tomadas. De esta modo los comunicados salen fortalecidos y habrá un mejor registro de lo que cada nación está aportando a la lucha contra el cambio climático.

cambio climático

El otro gran objetivo era aumentar la ambición de los acuerdos y revisar los planes de acción nacionales. En este terreno se dieron algunos avances, pero es claro que la política y la economía dominantes aún no tienen la voluntad de ceder a los mandatos de la ciencia. Sin embargo, el planeta se seguirá calentando, a pesar de que algunas naciones se nieguen a reconocerlo.

La discusión de aumentar la ambición está sobre la mesa y con seguridad será tratada el año entrante en la COP25 en Chile y en la Cumbre de Cambio Climático de la ONU.  Al respecto, varios Estados expresaron la necesidad de ajustar las metas de financiamiento basados en los hallazgos del informe del IPCC. ¿Exactamente cuánto cuesta mantener la temperatura del planeta por debajo de ese grado y medio? Difícil saberlo. Habría que preguntarse: ¿cuánto cuesta el agotamiento de los recursos, las migraciones, las guerras por el agua, si se supera ese umbral?

 Finanzas del clima

Para hacer frente al cambio climático se necesita plata. La Convención parte del principio de que las responsabilidades de los Estados son comunes pero diferenciadas. Cada uno debe aportar según sus capacidades. Con respecto al financiamiento de largo plazo, la Convención estableció hace años que los países desarrollados deben transferir 100 mil millones de dólares a países en desarrollo –principalmente a través del Fondo Verde del Ambiente (GEF)– y mantener esa cifra cada año a partir de 2020. En Katowice los países ratificaron esa meta y algunos como Alemania y Noruega han dado signos buenos al duplicar sus aportes con respecto al año pasado.

Para Sandra Guzmán, miembro del Grupo de Financiamiento Climático para Latinoamérica y el Caribe, un resultado positivo de Katowice es que se empezó a hablar sobre la efectividad de esos recursos, si realmente están contribuyendo a mitigar o adaptarse al cambio climático. De igual modo, empezó toda una discusión sobre si ese apoyo se incluye en la cooperación al desarrollo que cada Estado realiza, o si debe contabilizarse en una cartera aparte. Según expertos, la cooperación al desarrollo –con tendencia a la baja desde 2008– no es suficiente para lidiar con el cambio climático, así que lo mejor es que los recursos dirigidos a la lucha contra el cambio climático se consideren adicionales.

Una de las conclusiones de la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente es que falta comunicar mejor la importancia del cambio climático. En Colombia por ejemplo, por increíble que parezca, el 90% de la población no sabe lo que es, ni cuáles son sus impactos o soluciones. En otras palabras, a los acuerdos les sigue faltando una cara humana.

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