Los vehículos con motor eléctrico suponen un avance importante en la forma de movilidad y un paso previo a la conducción autónoma.
La movilidad eléctrica va a mitigar el cambio climático mientras mejora nuestra calidad de vida. Si bien se propuso reemplazar los motores de combustión con motores eléctricos hace ya mucho tiempo, lentamente el llamado fue acogido.
Hoy circulan por incontables ciudades los vehículos eléctricos. Más allá de reducir el agotamiento de los recursos fósiles, reducen las muertes causadas en accidentes de tránsito y hacen menos fuerte el golpe a la salud que dejan los problemas respiratorios por el aire contaminado. Aun así, en Colombia todavía nos preguntamos si son realmente pertinentes.
La movilidad eléctrica, además de tener una relación directa con la calidad del aire en la ciudad, ofrece una serie de beneficios que, aunque son evidentes, pocos perciben. A continuación señalo algunos que obtendrían tanto la ciudad como los conductores de este tipo de vehículos:
1) El primer beneficio está asociado al “ruido” en la ciudad. En gran medida este ruido surge de los motores de combustión interna, tanto por su funcionamiento como por el incesante cambio en las revoluciones.
2) El segundo aspecto es el relacionado con la eficiencia en la movilidad. La forma en que los vehículos eléctricos aceleran y desaceleran genera una condición de conducción más suave y menos propensa a accidentes, lo cual implica un aumento de la calidad de vida de los conductores, de sus pasajeros y en general de la velocidad de movilidad en la ciudad, como lo demuestra un estudio realizado en la Universidad de York.
3) El tercer aspecto es la disminución de la isla de calor en la ciudad, relacionada con las altas temperaturas que generan los vehículos de combustión interna. Las vías férreas por donde circulan trenes eléctricos, por ejemplo, pueden soportar una capa de vegetación, pues la temperatura no es suficiente para quemar las plantas.
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4) Por último está la relación con la variada topografía colombiana. Los vehículos eléctricos pueden aumentar la velocidad y la seguridad en la carretera. Como los motores eléctricos no se ahogan ni pierden potencia en altura, la velocidad media de los grandes camiones subiendo al alto de la línea se puede incrementar hasta en un 70%. Asimismo, los vehículos eléctricos pueden alcanzar velocidad de crucero en un menor tiempo que aquellos con caja de cambios y el frenado de tipo regenerativo aumenta la seguridad en las largas bajadas disminuyendo a su vez el gasto de los frenos.
Acompañan a esos beneficios los efectos colaterales positivos fruto de un motor eléctrico. Por ejemplo: que están libres de fluidos tanto para lubricar como para enfriar y que trasmiten poder directamente del motor a las ruedas, ya que pueden estar adosados al eje. Esto hace que disminuya el número y la frecuencia con que se deben reemplazar y desechar algunas partes debido al desgaste.
La llegada de los vehículos eléctricos al país se ha demorado más de lo debido. Hay una competencia malsana con los vehículos convencionales que se ofertan a muy bajo precio, en parte porque no cumplen las normas ambientales de rodamiento. También existe un vacío de información y mucha especulación alrededor de los precios de los vehículos eléctricos que hacen que en Colombia el valor de un carro sea hasta 60% mayor que en Europa o Estados Unidos. De todos modos, dados los beneficios que pueden aportar, no hay lógica que impida su llegada en masa.
