La eficiencia energética (EE) hace referencia a la reducción de energía que consumimos (electricidad, calor, etc.) pero conservando la calidad y el acceso a bienes y servicios que usamos y requerimos. Normalmente dicha reducción en el consumo de energía se obtiene mediante un cambio tecnológico, es decir, reemplazando los artefactos que empleamos por otros nuevos con mayor rendimiento y menores pérdidas de energía. No obstante, la reducción u optimización de la energía se obtiene a través de una mejor gestión y un cambio de hábitos de consumo y costumbres de uso.
Así la Eficiencia energética abarca el conjunto de prácticas que optimizan el uso de la energía, disminuyendo su consumo o aumentando la producción de bienes y servicios con la misma cantidad.
Por ejemplo, ahorrar energía es apagar la luz de un recinto que no estamos usado. Cambiar la bombilla vieja por una eficiente (LED) es una medida que también disminuye el consumo de energía. Las dos son medidas de eficiencia energética.
La energía más barata es la que no usamos, es decir, la que ahorramos. Y ahorro es sinónimo de dinero, por eso la Eficiencia Energética es la mejor inversión económica tanto para las empresas como para las personas en sus hogares y en sus quehaceres cotidianos.