La libertad de no estar vinculado al gobierno –o algún gremio de la producción– me permite expresar mis reflexiones sobre la problemática financiera del Fondo de Subsidios de Solidaridad y Redistribución de Ingresos (FSSRI). Valga la pena recordar que este fondo es el que retribuye los subsidios al consumo de subsistencia de los estratos socioeconómicos 1, 2 y 3. ¿A quién se los retribuye? A las comercializadoras de energía eléctrica y gas natural domiciliarios.

Primero quiero hacer un pequeño recuento de cómo se financiaba ese fondo, cuál es la mecánica del pago de los subsidios y cuáles son los cambios que esta metodología ha sufrido, para comprender por qué la situación se ha vuelto insostenible. Luego presentaré alternativas de solución a la problemática actual.

En un principio el fondo estaba financiado en energía eléctrica por una contribución del 20% sobre las tarifas plenas de energía que pagaban los usuarios industriales, comerciales y residenciales de estratos 5 y 6. Para el estrato 1 se subsidiaba el 50% del consumo de subsistencia; el 40% para el estrato 2; y el 15% para el estrato 3. Los subsidios para las Zonas No Interconectadas cubrían en su totalidad la diferencia entre el costo de la prestación del servicio y el precio que pagaría un usuario del mismo estrato en el lugar más cercano que perteneciera al Sistema Interconectado Nacional (SIN).*

* Tanto en el esquema original como en el actual, todo usuario rural cuyo predio sea inferior a 50 hectáreas se considera usuario residencial de estrato 2.

Como resultado de ese mecanismo, un usuario de estrato 2 en San Andrés Islas pagaba lo mismo que un usuario del mismo estrato en Cartagena, puesto que La Heroíca es el punto interconectado más cercano al archipiélago. De igual modo, un usuario residencial en Leticia pagaba lo mismo que su par en Calamar, Guaviare, puesto que allí se encuentra el punto interconectado más cercano. Como resultado, las tarifas de las ZNI se igualaban a los lugares interconectados, beneficiando así a la población más vulnerable y aislada.

En cuanto al gas natural domiciliario, en el esquema inicial de financiamiento los porcentajes de subsidio eran los mismos para los estratos residenciales 1 y 2, mientras que para el estrato 3 no había subsidio. La contribución equivalía al 9% de la tarifa de los usuarios residenciales de estratos 5 y 6, industriales y comerciales. En las áreas rurales y en las ZNI no se utiliza el gas natural sino el Gas Licuado de Petróleo (GLP), que no es subsidiado.


Hasta el año 2006 el mecanismo del FSSRI funcionó sin contratiempos, al punto que en algunos trimestres era superavitario. Entonces todos fuimos felices y celebramos el éxito de semejante esquema tan complejo. Pero en el Plan de Desarrollo 2006 – 2010 se introdujeron cambios en el esquema y aparecieron los inconvenientes.

A partir de entonces aumentó el porcentaje de subsidio del estrato 1 al 60% del consumo de subsistencia y el del estrato 2 al 50% sin determinar de dónde iban a salir los recursos adicionales. Por tal motivo, a partir de 2009 se tuvieron que destinar fondos del Presupuesto General de la Nación (PGN) para cubrir el faltante.

Como las pulgas se pegan al perro más flaco, en los Planes de Desarrollo de los dos períodos del presidente Santos no sólo se mantuvo ese esquema de subsidios, sino que se eximió del pago de la contribución del 20%  –sin fundamentos técnicos– a una parte de la industria, haciendo que se multiplicara varias veces el déficit entre lo que se recauda por contribuciones y lo que se paga por subsidios.

Por eso hoy Asocodis y Naturgas hablan de la necesidad de obtener recursos del PGN superiores a los $3 billones de pesos para el año 2019, lo cual es insostenible y una de las razones que ponen en aprietos a las finanzas públicas.

¿Cómo solucionar la problemática de insostenibilidad del FSSRI?

  1. El consumo de subsistencia para usuarios residenciales que viven debajo de los 1.000 m.s.n.m era de 141 kWh/mes en el modelo original, y luego se aumentó a 173 kWh/mes. En el caso de los usuarios residenciales que viven encima de los 1.000 m.s.n.m. inicialmente era de 127 kWh/mes y se incrementó a 130 kWh/mes. Hay que revisar el consumo de subsistencia y fijar nuevos límites, teniendo en cuenta el incremento en la eficiencia de los electrodomésticos y gasodomésticos. Actualmente, la UPME y el MME trabajan en esa dirección.
  2. ¿Por qué subsidiar a usuarios que tienen consumos muy superiores al de subsistencia y suficiente capacidad de pago? Dado que la norma que dispone el subsidio al consumo de energía eléctrica del estrato 3 es de origen regulatorio y no legislativo, la CREG puede derogar esa regulación y generar así ahorros superiores a los $300 mil millones de pesos.
  3. Aprovechando las disposiciones de la Resolución 40072 de 2018 del MME, la CREG debería determinar que la propiedad del medidor de energía debe ser del Operador de Red.
  4. De igual forma, la CREG debería determinar que todos los nuevos usuarios de estratos 1 y 2 reciban la prestación del servicio bajo la modalidad prepago. También todos los usuarios que sean normalizados bajo el programa PRONE o aquellos que lo reemplacen o complementen
  5. En general, se debe disponer que todos los usuarios de estratos 1 y 2 a los que se les reemplace el medidor pasen a la modalidad prepago, la misma modalidad en que hoy utilizan sus celulares y obtienen televisión satelital.  Agotado el consumo de subsistencia, el usuario debería recargar su cuenta para disfrutar del servicio hasta la siguiente fecha de corte. El esfuerzo educativo en este caso no es demasiado grande, pues los usuarios ya están acostumbrados a hacerlo para servicios como telefonía móvil y televisión satelital.
  1. Siempre y cuando el Gobierno Nacional esté al día en el pago de los subsidios del FSSRI, el comercializador de energía o gas que atiende al usuario prepago de estratos 1 y 2, debería abonar a su cuenta una cantidad de energía igual al consumo de subsistencia determinado por la UPME y el MME.
  2. Se debe hacer un plan de desmonte de los subsidios de energía eléctrica y gas natural, con horizonte de 5 a 10 años, para los estratos 1 y 2. Hay que buscar alternativas de ahorro energético para complementar el servicio, como kits solares en corriente directa para carga de celulares, tabletas, operación de computadores, TVs de pantalla plana e iluminación LED.
  3. Debe haber un desmonte total de la contribución para los usuarios comerciales e industriales, buscando incrementar su competitividad.
  4. Se necesitan medidas complementarias para la región Caribe, que serán abordadas en un próximo artículo.

¿Qué se logra con estas medidas?

Se busca eficiencia en la asignación de los recursos de subsidios del fondo, que están siendo desperdiciados en algunos casos. Lo prioritario, para que el modelo sea sostenible, es liberarlo de la dependencia de recursos del PGN.

La industria, en especial los comercializadores de energía y gas, podrán mejorar su competitividad y los distribuidores podrán destinar sus recursos a mejorar la calidad en el servicio en lugar de pagar intereses bancarios.

Por su parte, los usuarios tenderán cada vez más a un uso eficiente de la energía eléctrica y el gas natural.